LOS 5 CRÍMENES CONTRA LA CERVEZA MÁS POPULARES

En aquello del disfrute no hay normas que valgan,  pero hay costumbres y maneras que hacen daño al cervecero tan solo con verlas de lejos. Te contamos los cinco crímenes más comúnmente perpetrados hacia nuestro amado líquido. Si te declaras culpable de encontrarle el gustillo a alguno de ellos, te animamos a continuar delinquiendo. Al fin y al cabo no hay mayor gozo que el de hacer lo que a uno le place.

  1. Cerveza sin espuma

Hay quien piensa que si se apura el líquido hasta el borde del vaso,  y no queda espacio para la espuma, obtiene más por el mismo precio. Lo que no sabe es que le durará menos porque esa capa clara, cremosa y protectora es la que mantiene el carbónico dentro del líquido, y cuando la evitamos perdemos gran parte de los aromas y de la gasificación de la cerveza, así que bebemos más cantidad, pero menos cerveza.

 

  1. Cerveza en copa helada

Como ya os explicamos con más detallle, este extendido vicio en los días tórridos perjudica a la calidad del líquido principalmente porque deshace la espuma, y termina aguando el interior del recipiente.

  1. Cerveza caliente

Sacas el botellín de la nevera, lo tocas para cerciorarte de que la temperatura es correcta y confirmas lo que ya sabías, que no está frío del todo. Pero amigo cervecero, para entonces el ansia viva ya se había apoderado de ti y casi sin darte cuenta has inclinado ligeramente la cabeza en un gesto de aceptación y tienes el abrebotellas en una mano y la chapa rodando sobre la encimera.  Después viene el primer trago y la inevitable decepción cuando el líquido pasa por el gaznate.

  1. Cerveza demasiado fría

Lo mismo pasa con el caso contrario. Este vicio es mucho más común que el anterior. Nos gusta la cerveza fría, muy fría, fresquísima, helada… pero resulta que no todas las cervezas, o más bien casi ninguna,  se deben tomar a temperatura glacial puesto que ésta extendida costumbre dificulta enormemente apreciar los aromas y matices que contiene la cerveza y aletarga en gran medida el sabor. Hay mucho que aprender sobre las temperaturas de consumo, que por norma general suelen ser más altas a medida que la cerveza oscurece su color.

  1. En vaso de tubo

Sí, es un crimen comúnmente perpetrado a orillas del Ebro a su paso por Zaragoza, pero no exclusivo, pues ésta extendida costumbre puede verse en diversos puntos de la geografía española. El vaso de tubo tiene la capacidad equivalente al contenido del botellín de 33 cl, es decir, cabe más que en una caña, por eso es un formato que a veces demanda el cliente. La forma completamente recta y el vidrio grueso y plano característico de este tipo de recipiente hace que el líquido entre en la boca con brusquedad. Los aromas escapan con facilidad del recipiente, y la manera de sostenerlo, con bastante superficie de la mano sobre el vaso, hace que el líquido se caliente con más facilidad que en una copa.